Es una canción interpretada con mucha libertad y al borde de ser demasiado silenciosa para poder escuchar la figura circular en la que se basa la pieza. Por momentos, una melodía sutil surge de los patrones nublados y provoca ligeros cambios en el ritmo y el estado de ánimo.
Arkata destaca el estilo idiosincrásico de Cipa como pianista y compositor. Su forma de tocar el piano es suave y humilde, imbuyendo a la música de una sutil melancolía y una elegancia encantadora: con lo mínimo logra el máximo efecto.