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El Concierto para Violín de Elgar, claramente apasionado y nostálgico, es uno de los grandes conciertos del Romanticismo tardío. "Es una pieza monumental" - cuenta Renaud Capuçon - "tanto por su longitud como por su carácter noble y romática". Ésta es la primera grabación de Capuçon con Sir Simon Rattle, en este caso dirigiendo la London Symphony Orchestra. Cuando Rattle escogió las Variaciones Enigma de Elgar para su concierto inaugural como director musical de la LSO en 2017, celebraba así los estrechos vínculos históricos entre el compositor y la orquesta. La LSO no solo acompañó a Fritz Kreisler en el estreno del Concierto para Violín en 1910 sino que Elgar se convirtió en su director principal al año siguiente. Junto con el concierto, en este álbum está su Sonata para Violín, interpretada por primera vez en 1919. Renaud Capuçon afirma que la sonata es “una obra de nobleza y ternura” y se ha unido a uno de los principales pianistas británicos de la actualidad: Stephen Hough.