“Una oda al silencio”. El clavecinista Jean Rondeau ha descrito así las Variaciones Goldberg de Bach. “Siento que fueron escritas para el silencio, en el sentido de que toman el lugar del silencio”, dice. "Todo Bach está ahí (...) toda la música está ahí (...) y sin duda pasaré mi vida trabajando en ellas". Para preparar su interpretación consultó una edición impresa original de la obra, que contenía las marcas y correcciones del propio Bach. “Al profundizar en esta preciosa fuente musicológica, pude tomar lo que sentí que eran las elecciones más auténticas”. Rondeau interpreta el conjunto de variaciones en su forma íntegra, con las repeticiones indicadas y con una juiciosa inserción de momentos de silencio.